La última noche del V Argentino de Santa Fe trae un estreno local: la puesta de Una tragedia argentina de la Comedia de la Universidad Nacional del Litoral, dirigida por Lito Senkman.En dos ocasiones nos hemos referido a sendas puestas de esta pieza de Daniel Dalmaroni, una porteña, con dirección de Alejandro Casavalle, y otra rafaelina, a cargo de Diego Ferrero.La anécdota es simple: Hugo le pregunta a su hermano, Mario, qué le mira a su esposa, Susana, y este no tiene ningún empacho en declarar que le está mirando el culo a su cuñada porque le gusta. Esto deriva en una vorágine familiar de verdades espetadas sin más justificación que el mismo hecho de decirlas, involucrando también a los hijos, Vietnam y Roy, jaqueando así las negaciones con que han sostenido sus mutuos vínculos durante toda la vida.Senkman arroja a los cinco personajes en una estrecha cocina que potencia la incomodidad y la asfixia que instala el relato. Una mesa con cuchillos y tijeras da indicios de lo por venir. Y aunque el patetismo de esos personajes por momentos llama a la risa, la tragedia se impone y los arrasa.El trabajo del elenco es excelente. Los cinco ofrecen una galería de monstruitos de poca monta, aunque sus variados matices abren el juego a múltiples combinaciones y contrastes. Raúl Kreig crea un Hugo de admirable ambivalencia, que puede pasar con absoluta naturalidad del rol de inquisidor con ánimo de victimario a sentirse un bicho que no puede más que esperar ser aplastado. Mario, el mal hermano pero peor cuñado y tío, es interpretado por Raúl Eusebi con aires de caricatura deforme, que parece considerar que a los demás les resulta seductor lo que tiene de desagradable, que no es poco. Silvana Montemurri le da a Susana las dosis justas de mujer superada y de hastiada. Nada menor el desempeño de los más jóvenes de este equipo: como Vietnam, Vanina Monasterolo juega con una inocencia ficticia pero que sabe redituable, en tanto que Lucas Ranzani ha modelado a Roy con mucho cuidado, porque siendo la homosexualidad el eje del conflicto que genera ese personaje, supo encaminarlo por la delgada línea de la ambigüedad, sin exageraciones ni estereotipos.El texto de Dalmaroni alcanza pleno lucimiento gracias a los aciertos de Lito Senkman. Lucimiento de lo oscuro, lo horrendo, lo terrible que describen esos cinco personajes, que no son más que cinco elementos cortantes de pie uno junto al otro y con sus filos mutuamente amenazantes (impactante imagen que nos echa en cara esta puesta), manejados por una mano ajena que los empuja a su destino fatal. Ni más ni menos que una tragedia.
Así concluye el Argentino de Teatro. El escenario, teatro y nada más que teatro.Detrás de todo esto, un mínimo equipo, eficiente hasta en los más mínimos detalles, a la vez que intensamente cordial: Jorge Ricci (director del Foro Cultural), Marilyn García (coordinación de Gestión Cultural), Paulo Ricci (coordinación artística), Mario Pascullo (coordinación escenotécnica), y Mili López y Leandro Fridman (prensa). Y la presencia de un funcionario que, sin desentenderse de su rol institucional, se ha mostrado cercano y e incondicional: Luis Novara, secretario de Cultura de la Universidad Nacional del Litoral. Así, tan rápido como todo lo que es bueno y deleitable, así pasaron estas cinco jornadas de buen teatro, promisorio intercambio y enriquecedores diálogos.
Encontrá la ficha artística y técnica y la información de las funciones de Una tragedia argentina en este link a Alternativa Teatral.
http://montajedecadente.blogspot.com/2008/11/v-argentino-de-teatro-santa-fe-da-5.html